Himno de Risaralda
Salve, recia fusión poderos
de civismo, de brazo y montaña
que forjó con arcilla de ancestro
inmortales perfiles de estatua.
Risaralda, con casta de hidalgos, cumplirá
- juro a Dios - su palabra
en jornada tenaz sin fatiga,
y en función permanente de Patria.
I
Fiel retoño de cepa labriega en
vivero de Pueblos de Caldas,
conquistando futuro y espacio
para el vuelo cautivo en sus alas,
una aurora inicial de febrero
arrogante surgió Risaralda,
con honesta esperanza de surco
y rumor de oraciones y fragua.
II
No fue el odio que todo destruye
agresiva razón de su causa;
fue el anhelo de ver la semilla
convertida en dorada abundancia,
y triunfante la airosa bandera
que en abrazo fraterno formaran
sus catorce lucientes estrellas
Sobre verde de mapa y labranza.
III
Más justicia, más paz, más trabajo
más cultura, más luz y enseñanza
y más leña avivando la lumbre
hacendosa en la humilde cabaña,
es la ley natural que persigue
como meta final de su marcha,
esculpiendo su joven historia
con orgullo, tesón y confianza.